Laura Berninches
19 de mar de 20222 min.
En los últimos años hemos observado en parte de la población un aumento sobre su atención de cara al consumo de azúcar, por ello, numerosas empresas de refrescos han aumentado su oferta en alimentos sin azúcar, es decir, refrescos “zero” bajo el reclamo de “ zero azúcares, zero calorías”.
Este sabor dulce pero sin azúcares se debe al uso de edulcorantes en la preparación de estas bebidas. Los edulcorantes son sustancias no calóricas que tienen la capacidad de dar un sabor dulce a los alimentos, los más utilizados en refrescos suelen ser el aspartamo o el acesulfamo.
Poder tomar una bebida sin azúcar es una buena idea, no obstante, aunque los edulcorantes no tienen ningún tipo de valor nutricional, sí tienen efectos sobre el organismo. ¿Tienes un chicle sin azúcar a mano? Si puedes leer sus ingredientes verás que tiene xilitol y que además advierte que su consumo puede tener “efecto laxante”, este efecto es causado por el consumo de xilitol.
Pues al igual que el xilitol, los edulcorantes empleados en los refrescos (aspartamo, acesulfamo K) tienen otros efectos en el organismo. Estas sustancias no son digeridas en el intestino delgado, por lo que pueden encontrarse con la microbiota, un conjunto de bacterias que cuidan de nuestra salud en el intestino. La microbiota es única en cada organismo y se encuentra condicionada por factores como la genética, edad o hábitos de vida o la exposición a factores ambientales como pueden ser el uso de antibióticos o la comida. Actualmente existe evidencia científica de que las alteraciones en la microbiota afectan negativamente a la salud y contribuyen al desarrollo de patologías en otros sistemas del cuerpo como pueden ser la obesidad, la inflamación o la resistencia a la insulina.
Aunque la dosis de edulcorantes se encuentra regulada, existe evidencia de que el consumo de dosis permitidas durante 11 semanas produce alteraciones en la microbiota asociándose el consumo de estos edulcorantes a un estado pre-diabético.
El consumo de refrescos debe darse siempre de forma ocasional (muy de vez en cuando) y no como un consumo habitual. Si un día decides darte un capricho y consumir un refresco, la cantidad de azúcar (aunque es elevada para un consumo habitual) no tendrá un impacto significativo en tus hábitos diarios, teniendo en cuenta que este sea un consumo muy esporádico. Por ello, escoge el tipo de refresco que prefieras, no obstante, ten en cuenta su frecuencia de consumo.
Referencias bibliográficas
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Pepin A, Imbeault P. Les édulcorants de la controverse. Med Sci (Paris). 2020;36(5):472