¿Padeces cáncer de mama y no sabes si será conveniente realizar ejercicio o no? ¿Sabes qué beneficios te puede reportar? En este post te explico la importancia de practicar actividad física desde el punto de vista científico.
La actividad física reduce el riesgo de enfermedades crónicas, los efectos secundarios de los tratamientos, puede mejorar el pronóstico y la supervivencia
¿Cuáles son los beneficios de la práctica de actividad física en la prevención y tratamiento del cáncer de mama?
Las principales organizaciones e instituciones internacionales de salud, como la Organización Mundial de la Salud, destacan la importancia de incorporar el ejercicio en la atención del cáncer y aconsejan a las pacientes que se mantengan físicamente activas.
Numerosos estudios científicos constatan que la realización de un ejercicio físico dirigido es una terapia complementaria importante durante el tratamiento y post tratamiento, puesto que tiene un efecto muy beneficioso. Establecen que las mujeres afectadas por cáncer de mama que realizan una actividad física habitual y moderada presentan una reducción de entre un 15% y un 61% en todas las causas de mortalidad y causas de mortalidad específica relativas al cáncer, un riesgo más bajo de recurrencia del cáncer, mejores resultados quirúrgicos y experimentan menos efectos adversos o menos graves. Lo que se traduce en un aumento de la supervivencia, sobre todo en pacientes de cáncer de mama localizado o avanzado.
Además, el ejercicio puede reducir la tasa y la magnitud de las modificaciones de la dosis de la terapia al aumentar la capacidad funcional y también puede atenuar la gravedad de los efectos adversos relacionados con el tratamiento que no tienen una terapia farmacológica con la que ser tratados, lo que permite tasas más altas de finalización del tratamiento. Concretamente, las investigaciones demuestran que el ejercicio puede ayudar en los siguientes efectos adversos:
Alivia la fatiga crónica.
Reduce la ansiedad.
Alivia el dolor óseo y articular.
Contrarresta la reducción de la capacidad física.
Contrarresta los cambios en la composición corporal.
Por todo lo descrito, es muy importante realizar ejercicio físico ya que mantiene la independencia física y mejora la capacidad cardiovascular, desarrolla o mantiene la masa muscular, mantiene los huesos fuertes y sanos, ayuda a mejorar la movilidad, y en definitiva, mejora la calidad de vida.
¿Cuáles son los beneficios psicológicos de la práctica de actividad física en pacientes con cáncer de mama?
Además de los beneficios a nivel físico, el ejercicio físico también es una terapia efectiva para mejorar de forma integral la calidad de vida de las mujeres afectadas por cáncer de mama atendiendo a aspectos de ámbito psicológico y social. Destacando los siguientes beneficios:
Aumenta el bienestar psicológico logrando una adecuada salud emocional.
Mayor satisfacción con la vida y bienestar subjetivo.
Mejora en el estado emocional y en las relaciones sociales.
Mayor optimismo disposicional.
Mayor resiliencia.
Mejora la autoestima.
Mejora la calidad del sueño.
Disminuye los trastornos como ansiedad y depresión asociados al diagnóstico y tratamiento del cáncer.
Y, en definitiva, mejora la calidad de vida en general.
¿Qué tipo de ejercicio físico es más recomendable y eficaz para cada efecto secundario?
A la hora de realizar ejercicio físico podemos diferenciar tres tipos, los ejercicios de resistencia, los de tonificación o fuerza y los estiramientos, siendo su combinación lo ideal. Resultando así más beneficiosa para tu salud y para disminuir muchos de los efectos secundarios de los tratamientos, aumentado tu calidad de vida.
El ejercicio de resistencia, como correr, caminar, montar en bicicleta, el baile, la elíptica o nadar, es recomendable y beneficioso ante los siguientes efectos secundarios:
En cambios en la composición corporal como la pérdida de masa muscular y el aumento de masa magra, ya que mejora la circulación; aumenta el gasto energético, el metabolismo y aumenta la masa muscular, previniendo enfermedades metabólicas como diabetes o síndrome metabólico.
En efectos físicos como la reducción de la capacidad física, ya que los ejercicios de resistencia con cambios de intensidad mejoran la adaptación al ejercicio, fortaleciendo el corazón y mejorando la circulación; los daños cardíacos, reduce la inflamación global; y la fatiga crónica, ya que el ejercicio de alta intensidad de resistencia ha mostrado mejores resultados, junto con la tonificación, a la hora de tratarla.
Además, el ejercicio de resistencia reduce los niveles de las hormonas sexuales (estrógenos) y de hormonas metabólicas (insulina) en sangre, disminuye los niveles de inflamación y mejora el sistema inmune, los cuales se relacionan con mayor supervivencia.
El ejercicio de fuerza o tonificación, como movilizaciones de brazos y/o piernas, tonificación con pesas pequeñas (500 g/ 1kg), con gomas o con autocargas, pilates o yoga, es recomendable y beneficioso ante los siguientes efectos secundarios:
En cambios en la composición corporal como la pérdida de masa muscular y el aumento de masa grasa, obteniendo los mismos beneficios que con la resistencia. Y en la osteopenia/osteoporosis, ya que aumenta la regeneración de la masa ósea, equilibrando el metabolismo del hueso.
En efectos físicos como: la reducción de la capacidad física, ya que mejoran la adaptación al ejercicio, fortaleciendo el corazón y mejorando la circulación; los daños cardíacos, debido a que aumenta la masa, la capacidad, la elasticidad y la fuerza del músculo cardíaco; la reducción de la fuerza del miembro superior y limitación funcional, porque el ejercicio de tonificación progresivo y global aumenta la masa muscular, la fuerza y el rango de movimiento; el linfedema, ya que tonificando y movilizando el miembro afectado mejora el sistema linfático profundo; y la fatiga crónica, mostrando mejoras a la hora de tratarla.
Los estiramientos se recomiendan siempre para prevenir lesiones, y son recomendables y beneficiosos en los siguientes efectos secundarios físicos como:
La reducción de la fuerza del miembro superior y limitación funcional, debido a que mejora la extensibilidad y aumenta el rango de movimiento, evitando contracturas y alteraciones mecánicas en el hombro.
Y el linfedema, ya que aumenta la extensibilidad del músculo y su elasticidad.
Señalar, que es importante realizar ejercicio durante el tratamiento adaptando la intensidad a las necesidades de cada etapa, ya que esto ayudará a mantener la independencia física y a mejorar la calidad de vida de la paciente. Y siempre el ejercicio debe ser pautado y supervisado por personal profesional y cualificado, debe ser individualizado, adaptado a cada nivel y basada en la evidencia científica.
Sin duda, la práctica de actividad física y una correcta alimentación son unos excelentes aliados, no solo para la prevención, sino también para favorecer el tratamiento y obtener una mejora de la calidad de vida.
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